Desde que era pequeña sentía gran satisfacción cuando mis padres ayudaban a los habitantes de la calle, cuando mi mamá donaba la ropa a personas que lo necesitaban o cuando dábamos mercado en las iglesias, por ello ahora que tengo la posibilidad de donar y ayudar a los otros desde una forma más autónoma, hago lo que puedo para hacerlo y para darles un poco de felicidad a esas personas. Sin embargo, mientras avanzaba el programa CAS me di cuenta que hay muchas personas que nos ayudan a diario como lo son los celadores y personas que asean el conjunto y que muy pocas veces les agradecemos o tenemos un buen gesto con ellos, por ello decidí hacer algo para mostrarles que son importantes para nosotros y que su labor no sólo es riesgosa tras estar la mayoría del día afuera de sus casas, sino que también es vital para el bienestar del conjunto y por tanto lo mínimo que podemos hacer es agradecerles.

​

Una semana antes, planeé lo que haría ya que quería que fuera algo creativo y elaborado, de esta forma investigue que tipo de comida era perecedera y cuál no, para poder incluirla dentro de una especie de paquetes que hice, estos estaba compuestos que algunos dulces, comida como atún, pasta, algunas frutas y unas notas recordándoles lo especial que son. Después de esa semana, salí con mi hermano menor a entregar los paquetes a los celadores, su sonrisa y esa luz que irradiaban son inexplicables, era como si nunca nadie les hubiera agradecido. 

​

​

​

​

​

​

​

​

​

​

​

Al ver sus expresiones de felicidad, me sentí muy contenta y como con una sensación de alivio porque pude sembrar un poco de alegría en la vida de esas personas, ya que por momentánea que fuera la felicidad, en el fondo se que mejoré su día así como ellos mejoraron el mio. No obstante, también me puse a pensar en que hay muy pocas personas que suelen agradecer o incluso saludar a aquellos sujetos que nos sirven a diario , lo cual me deja desconcertada puesto que es una de las primeras cosas que nos enseñan cuando somos pequeños, incluso no los enseñan como ''la palabra mágica'' para recibir un dulce o algo por el estilo, y aunque muchos consideramos que la magia no existe, ''agradecer'' si puede ser considerada como mágica, especialmente por su poder de transformar la tristeza o aburrimiento en una enorme sonrisa. De esta forma, esta experiencia me llevó a pensar que agradecer es una de las mejores virtudes del hombre, pero que a pesar de ello es muy difícil de encontrar en las personas y que tal vez por ello es tan bien recibida. 

​

Los resultados de aprendizaje fueron: 3, 4 y 6

'' Todos merecen oír un gracias durante el día''

​

​